TEMPLANZA
Templar significa “moderar la intensidad de una cosa”. El vidrio
se templa para hacerlo más resistente. Dicen los que saben que para templar un
vidrio deben calentarlo mucho, muchísimo. Cuando el vidrio recibe tanto pero
tanto calor se ablanda, y allí lo enfrían. Este proceso se llama “templado del
vidrio” y me recuerda a la templanza.
La templanza es la
capacidad de soportar y dominar una emoción. Sea una emoción positiva como la
alegría, el entusiasmo, la gratitud, etc. Como una emoción negativa como el
enojo, la tristeza, o el temor.
Una persona con templanza puede resistir y dominar sus emociones así
como el vidrio resiste las extremas temperaturas.
En la Biblia, tenemos a José, un hombre de mucha templanza, quien
soportó la injusticia de haber sido vendido por sus hermanos y echado en un
pozo. En aquel momento no desesperó sino que siguió confiando en Aquel que le
había prometido un futuro de éxito.
También tenemos a Daniel, que cuando estaba en horno de fuego,
donde el faraón lo mandó a recalentar siete veces más, y a pesar de eso, la
templanza de Daniel hizo que pudiera estar tranquilo y confiado de que estaba
en el lugar correcto y que Dios tenía el control de lo que le estaba
sucediendo.
Y estás tú también con ejemplo. La templanza que demuestras es una
señal de que estás dejando que el Espíritu Santo haga Su obra en ti.
Él trabaja en nosotros
haciendo crecer nuestra templanza. Por eso cuando sientas que tus
circunstancias se ponen bravas, recuerda
que ya tienes la templanza dentro tuyo y que puedes dominar las emociones que
sientes sean cuales fueren. Con ayuda del Espíritu Santo puedes dominar todas y
cada una de tus emociones antes de que ellas te dominen a ti!