Había una vez un una hormiga llamada GLO. Era una hormiga muy delgada y negra. Le gustaba ponerse tacos en cada una de sus patas y mover la cola gorda de un lado hacia el otro a medida que caminaba. Usaba una capelina rosa muy grande, que tenía volados de tul y encaje.
Todas las hormigas de su vecindario, caminaban al compas de la marcha en hilera. Una detrás de la otra: un, dos, tres, cuatro, un, dos, tres, cuatro. Marchaban cada mañana desde el hormiguero hacia el parque en busca de restos de alimento. Cuando regresaban por la tarde todas las hormiguitas venían cargadas de hojitas, palitos, yerbitas, cascaras, y alguna que otra fruta.
Ellas aprovechaban durante el verano a almacenar su nido con toda clase de alimentos saludables, para no tener que salir, cuando llegara el invierno.
Y esa era la rutina de GLO, cada día. Salir temprano, marchar hacia el parque, regresar con hojas sobre su cabeza. Perdón! Sobre su capelina! Pero a GLO le aburría esa vida tan monótona. Además con los tacos se atrasaba, pues temía caerse. Eran verdaderamente muy altos. Y al regresar a casa y quitarse los zapatos siempre tenía ampollas.
Una mañana mientras marchaba hacia el parque, observó una canasta de pic nic sobre el pasto. Allí había las mismas cosas de siempre para cargar, pero esta vez además había chupetines, chocolates, caramelos, manzanas acarameladas, mielcitas, helado, alfajores, tortas y facturas.
Qué delicia!- pensó GLO que adoraba las cosas dulces. Me pregunto qué dirán las demás si tomo un poco de toda esta dulzura y me la llevo a mi hormiguero?
Entonces le contó a su líder la idea que se le había ocurrido.
-‘’Ni lo pienses!’’ le contestó autoritariamente la hormiga líder. Esos alimentos son deliciosos pero comerlos en cantidad traerá caries al hormiguero y además hará engordar a las hormigas! Busca alimentos saludables!
Mientras la hormiguita líder explicaba con una voz firme concentrada en lo que decía, pero sin abrir los ojos, GLO se quitó los tacos, y descalza se dirigió a la cesta de dulces. De a poco tomó un poquito de cada cosa, y sin hacerle caso a la hormiguita mandona, empezó a cargar dulces hacia su hormiguero.
Cuando el día de trabajo había terminado la pobre GLO estaba exhausta! Había trabajado mucho y ahora tenía la casa llena de cosas deliciosas! Se tiró en el sillón, prendió la tele, y mientras veía unos dibujitos sobre humanos, comenzó a pensar.
Primero se le ocurrió que sería bueno compartir los dulces, pero desechó la idea, rápidamente pues le quedaría menos para el invierno, y además le llamarían la atención por ser tan desobediente a la hormiga líder.
Luego, pensó que estaba tan cansada y había trabajado tanto que merecía comer un dulce para reponer fuerzas. Y tomó un paquete de gomitas. Qué ricas! Eran de colores! Pensó que venían muy poquitas en el paquete, y como aún tenía hambre, asique abrió un alfajor. Cuando hubo terminado siguió con el turrón, cuando terminó con el turrón, abrió los caramelos verdes, y como le quedó sabor a menta en la boca y la menta pica, comió un poco de torta. Después desenvolvió un chupetín y por último se comió una factura.
Cuando hubo probado de todo, empezó con una molestia en la panza, que prontamente se convirtió en un dolor agudo.
-‘AHHHHHHH empezó a gritar Glo!’ Cómo me duele la panza. Y las muelas! Qué dolor de dientes tengo! Pobre mi pancita! Qué le pasa a mis dientitos!!! Me duele todo!
Pero ninguna de las hormiguitas la escuchaba.
Entonces se levantó del sillón y decidió ir en busca de ayuda, pero cuando quiso salir del hormiguero no pudo! Pues no cabía por el agujero. Se la veía más gordita! Es que había comido muchos dulces!
Comenzó a gritar y a gritar hasta que las amigas la oyeron. Cuando vieron lo que estaba sucediendo corrieron por ayuda. Ellas trajeron palas y comenzaron a agrandar la puerta del hormiguero para que GLO pudiera salir.
Cuando terminaron, GLO salió avergonzada por la puerta del hormiguero. Les agradeció la ayuda que le habían dado y pidió perdón públicamente a la hormiguita líder por no obedecer sus órdenes. Además reconoció que comer en exceso cosas dulces trae dolor de panza y de muelas y también descubrió que el que come y no convida se le agranda la barriga.
No hay comentarios:
Publicar un comentario