Devocional para niños sobre CONFESAR PECADOS, serie PROVERBIOS

UN BAÑO BIEN FRESCO!

Gregorio estaba desesperado por comprarse golosinas en el recreo de la escuela. Lo que más le gustaba era el alfajor doble capa, relleno de dulce de leche y bañado en chocolate negro.Yum! Yum!

Su mamá le daba $2 todos los días, entonces cuando llegaba al mostrador del kiosco nunca llegaba a comprarse el alfajor, pues le faltaba $1. Asique optaba por caramelos, chupetines o palitos salados.

Una mañana especial en la que Gregorio tenía mucha hambre no podía creer lo que veían sus ojos! Una moneda de $1 en el suelo, justo debajo del asiento de Lorena.

Sin dudar se lanzó de panza al piso y tomó la moneda que junto con sus $2 ahora tenía todo el dinero necesario para comprarse el alfajor deseado. Gregorio sabía que el dinero no le pertenecía y esto lo puso incómodo pero después de todo nadie había reclamado esa moneda perdida.

Sonó la campana del recreo y salió apurado al kiosco, cambió sus 3 monedas por el alfajor, lo abrió rápidamente y se lo fue comiendo a mordiscos grandes, saboreando cada pedazo en su pequeña boca.

Cuando terminó el recreo, los niños entraron a las aulas, y al acercarse Gregorio a su asiento notó que Lorena buscaba arrodillada en el suelo algo.

-Qué buscas Lorena?

-El dinero que mi mami me dio para el kiosco. Era una moneda de $1, y no puedo encontrarla, y encima ya terminó el recreo y tengo hambre. La has visto?

-No! Respondió sin dudar Gregorio, que aún tenía los bigotes con chocolate del alfajor doble. De repente se sintió acalorado, y tuvo una horrible sensación por estar diciendo una mentira pero cuando la maestra entró al aula y comenzó a explicar la tarea, Gregorio se olvidó del tema

Al llegar a casa, conversó con su madre acerca del día, ella preguntó cómo le había ido en la escuela, si ya tenía sus evaluaciones corregidas, qué había comido en el kiosco, etc.

Gregorio respondió cada una de las preguntas que le hizo su mamá con sinceridad, menos la del kiosco. Él le dijo que se había comprado lo de siempre: unos caramelos y un chupetín, sin notar que aún conservaba los bigotes de chocolate alrededor de su boca. Su mamá sí lo notó pero no dijo nada.

Cuando llegó el momento de bañarse, su mamá le preparó el agua. Esta vez abrió más la canilla de agua fría que la caliente por lo que el agua estaba bastante fresca. Más de lo normal para ser un día frío de invierno.

Llamó a Gregorio a bañarse, este se sacó la ropa y se metió en la tina de baño de un salto como de costumbre cuando….

-‘Ahhhhhhhh!!!! Qué fría está el agua, mamá!!!!! Auxilio!!! Sácame de aquí!!!!!’’ gritaba Gregorio desesperadamente.

Como su mama no contestaba, ni venía por ayuda, poco a poco se fue aclimatando al agua fresca y ya dejó de tener frío.

Cuando terminó el tiempo del baño, su mamá se acercó y Gregorio le comentó lo sucedido. Hasta dijo que al final ya dejó de parecerle fría, que se había acostumbrado al agua.

Su mamá, que había provocado esa situación del agua fría, comenzó a enseñarle a Gregorio una gran lección:

‘Has notado cómo te sentiste molesto con la temperatura fría del agua al comienzo, pero luego al haber decidido quedarte adentro de la tina, poco a poco te fuiste familiarizando con la temperatura hasta que ya dejó de molestarte?

De la misma manera nos ocurre con el pecado! Las primeras veces que caes en un pecado te sientes incómodo, y si lo ocultas dentro de ti, y vuelves a pecar, una y otra vez, comenzarás a ‘’aclimatarte’’, a ‘’familiarizarte’’ con ese proceder a tal punto que dejarás de sentirte molesto y ya pecarás sin darte cuenta.’’

Gregorio escuchaba a su madre con atención y recordaba lo que había sucedido con la moneda que encontró y usó sin ser suya, con la mentira con la que respondió a Lorena al haberle dicho que él jamás había visto su moneda, y con el engaño que había intentado hacerle a su mamá al contarle que se había comprado los dulces de siempre.

Gregorio se estaba empezando a familiarizar con el pecado, y ya empezaba a mentir sin darse cuenta. Pero cuando oyó lo que su mamá le enseñó rápidamente volvió en sí y quiso orar para confesarle a Dios esas 3 actitudes equivocadas que tuvo.

El dijo: ‘Dios, te pido perdón por gastar una moneda que no era mía y por mentirle a Lorena y a mi mamá. Solo tú puedes limpiar el pecado de mi corazón. Ayúdame a no volver a hacerlo nunca más. Amén’

Cuando terminó de orar su mamá abrió su Biblia en Proverbios 28:13:

‘Quien esconde su pecado jamás puede prosperar;  quien lo confiesa y lo deja, recibe el perdón’
Así fue que Gregorio recibió el perdón de Dios, pero además necesitó pedirles perdón a Lorena y a su mamá por las mentiras. Si te estás preguntando si devolvió o no la moneda, la respuesta es sí. Y Lorena se puso tan contenta que la semana siguiente le ofreció a Gregorio juntar el dinero de ambos y comprar un alfajor, dividirlo a la mitad y comerlo juntos.
Para pensar:
Qué consejo le hubieras dado a Gregorio quien estaba tan antojado de comerse un alfajor aún cuando no le alcanzaba el dinero?
Qué debería haber hecho Gregorio cuando encontró la moneda en el suelo?
Por qué mintió a su mamá con tanta facilidad, casi sin darse cuenta?
Alguna vez sentiste que estabas ocultando algún pecado?
Tienes alguno para confesarle al Señor en este momento?
Es muy bueno estar a cuentas con Dios, asique si hay algo que quieras contarle que te hace sentir mal este es el momento de hacerlo. Solo Él te puede perdonar y traer paz a tu corazón, como lo hizo con Gregorio.
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